Las personas migrantes enfrentan una combinación de desafíos emocionales que incluyen:
Miedo e incertidumbre: Sobre el futuro, la seguridad y el bienestar propio o de la familia.
Aislamiento: Sentimientos de soledad por estar lejos de amigos y familiares.
Discriminación: Vivir experiencias de rechazo o prejuicio puede afectar profundamente la autoestima.
Barreras en el acceso a servicios de salud mental: La falta de acceso a servicios de salud mental adecuados debido a barreras lingüísticas, económicas o legales.
Discriminación y xenofobia: Enfrentar actitudes y comportamientos discriminatorios puede afectar gravemente la autoestima y el sentido de pertenencia puede dificultar el manejo de estos desafíos emocionales.
Choque cultural: Adaptarse a una nueva cultura, idioma y costumbres puede ser abrumador y generar sentimientos de aislamiento y confusión
Desarraigo: Perder el sentido de pertenencia y conexión con la tierra natal. Esto puede generar tristeza profunda y nostalgia.
Separación familiar: Estar lejos de seres queridos puede provocar ansiedad, sentimiento de culpa o desesperanza. Estos efectos suelen intensificarse en fechas importantes como cumpleaños, festividades o eventos familiares.